martes, 15 de febrero de 2011

Sobre el Dinero

El dinero puede comprar una casa,

pero no un hogar.

El dinero puede comprar un reloj,

pero no el tiempo.

El dinero puede comprar una cama,

pero no el sueño.

El dinero puede comprar un libro,

pero no el conocimiento.

El dinero puede pagar un médico,

pero no la salud.

El dinero puede comprar una posición,

pero no el respeto.

El dinero puede comprar la sangre,

pero no la vida.

El dinero puede comprar sexo,

pero no el amor.

LA DIFERENCIA ENTRE LAS NIÑAS Y LAS MUJERES




Las niñas quieren controlar al hombre en sus vidas.
Las mujeres, saben que si el hombre es realmente suyo, no hay necesidad de control.

Las niñas te gritan porque no las llamas.
Las mujeres estan demasiado ocupadas para darse cuenta que no las has llamado.

Las niñas tienen miedo de estar solas.
Las mujeres lo utilizan como tiempo para su crecimiento personal.

Las niñas ignoran a los buenos hombres.
Las mujeres ignoran a los malos.

Las niñas te hacen que vuelvas a casa.
Las mujeres hacen que quieras volver a casa.

Las niñas dejan su agenda abierta y esperan a que su hombre hable para hacer planes.
Las mujeres hacen sus planes y cariñosamente notifican a los hombres para que ellos se integren como mejor les convenga.

Las niñas monopolizan el tiempo de su hombre.
Las mujeres se dan cuenta de que un poco de espacio, hace del tiempo juntos algo mas especial.

Las niñas creen que un hombre que llora es débil.
Las mujeres ofrecen su hombro y un pañuelo.

Las niñas lastimadas por un hombre, hacen que todos los hombres paguen por eso.
Las mujeres saben que fué solo un hombre.

Las niñas se enamoran y persiguen sin descanso.
Las mujeres saben que algunas veces el que tu amas,no te amará y continúan su camino sin rencor.

Las niñas leeran ésto y harán una mueca.
Las mujeres se sentirán orgullosas de si mismas.

En fin, tú decide niña o mujer.

Ítaca

Cuando emprendas tu viaje hacia Ítaca
debes rogar que el viaje sea largo,
lleno de peripecias, lleno de experiencias.
No has de temer ni a los lestrigones ni a los cíclopes,
ni la cólera del airado Posidón.
Nunca tales monstruos hallarás en tu ruta
si tu pensamiento es elevado, si una exquisita
emoción penetra en tu alma y en tu cuerpo.
Los lestrigones y los cíclopes
y el feroz Posidón no podrán encontrarte
si tú no los llevas ya dentro, en tu alma,
si tu alma no los conjura ante ti.
Debes rogar que el viaje sea largo,
que sean muchos los días de verano;
que te vean arribar con gozo, alegremente,
a puertos que tú antes ignorabas.
Que puedas detenerte en los mercados de Fenicia,
y comprar unas bellas mercancías:
madreperlas, coral, ébano, y ámbar,
y perfumes placenteros de mil clases.
Acude a muchas ciudades del Egipto
para aprender, y aprender de quienes saben.
Conserva siempre en tu alma la idea de Ítaca:
llegar allí, he aquí tu destino.
Mas no hagas con prisas tu camino;
mejor será que dure muchos años,
y que llegues, ya viejo, a la pequeña isla,
rico de cuanto habrás ganado en el camino.
No has de esperar que Ítaca te enriquezca:
Ítaca te ha concedido ya un hermoso viaje.
Sin ellas, jamás habrías partido;
mas no tiene otra cosa que ofrecerte.
Y si la encuentras pobre, Ítaca no te ha engañado.
Y siendo ya tan viejo, con tanta experiencia,
sin duda sabrás ya qué significan las Ítacas.

Konstantínos Kaváfis